Aprendí que en la vida todo se lo debemos al prójimo, porque crecemos con nuestros errores y sobre todo con los errores de los demás. Ante esta reflexión no podía dejar de destacar la influencia positiva que tuvo y tiene mi padre en mi vida en cuanto a moral y principios. También he aprendido que debemos romper algunas barreras interpersonales para conseguir nuestros objetivos, pero siempre debemos preguntarnos: ¿Hasta dónde quiero llegar? ¿Merece la pena renunciar a esto por aquello? No menos importante y que también contribuyó mucho, sobre todo en ausencia de mi padre, mi madre que tuvo que aprender a ser padre y madre. Mi mujer que siempre me apoyó y comprendió en los momentos que más lo necesitaba y aunque estuvo ausente físicamente toda la semana, porque también estaba buscando conocimientos en una universidad y trabajando durante el día, aún con tantos problemas, encontró tiempo para consolarme. Agradezco a todos mis amigos y compañeros de la universidad, porque vivimos cuatro años juntos y se hicieron amistades, pocas pero verdaderas, y eso es lo que importa: Amistad, verdad, conocimiento, moral y principios.