La depresión postnatal (DPN) es un problema mundial y una importante cuestión de salud pública. Se calcula que aproximadamente el 15% de las mujeres sufren depresión durante el primer año postnatal, pero hay problemas para reconocerla porque su evaluación clínica puede ser compleja. La incidencia de la depresión postnatal sigue aumentando, lo que tiene graves consecuencias para la madre, su hijo y la familia extensa, y un riesgo de suicidio (la principal causa de muerte materna en Inglaterra y Gales) y de infanticidio en algunas madres gravemente deprimidas. Los programas de tratamiento varían considerablemente, pero muchos estudios sugieren que las intervenciones psicológicas pueden ser tan eficaces, si no más, en el tratamiento de la depresión como la atención rutinaria de un médico de cabecera o los antidepresivos a corto plazo, y pueden ser más rentables.