La asociación entre la enfermedad hepática y la diabetes mellitus es bien conocida, la prevalencia global es significativamente mayor que la esperada por una asociación casual de dos enfermedades muy comunes. En septiembre de 2013 un grupo de trabajo formado por destacados expertos en el campo de la hepatología, la diabetes, la nutrición, la farmacología y especialistas en EBM ha participado en la elaboración de directrices basadas en la evidencia para el manejo de la asociación entre diabetes y enfermedad hepática. Uno de los principales objetivos de este trabajo es poner de relieve la singularidad de la "diabetes asociada a la enfermedad hepática" y empezar a considerarla como un tipo de diabetes independiente, como la diabetes gestacional.