En la doctrina marroquí, siempre se ha tratado de estudiar la relación entre el Derecho civil y el Derecho fiscal. Esta relación, marcada por un desequilibrio que favorece el aspecto económico en detrimento de la seguridad jurídica, ha sido objeto de numerosas críticas. La amalgama que marca esta relación, conflictiva según algunos y complementaria según otros, se debe a la complejidad de las dos materias en cuestión. En efecto, creemos que el Derecho es una cadena de normas complejas y dispares cuyos principios se complementan sin ser perfectos. Es esta vertiente económica de las normas fiscales la que promueve en primer lugar la seguridad económica y social; y la que provoca un conflicto de leyes. Así, las normas clásicas del derecho pueden ser anuladas o no respetadas con el único fin del dinero. Sin embargo, el legislador, para combinar normas de naturaleza fiscal y jurídica, ha sabido hacerlo, en el plano del derecho fiscal, armonizando sus propios aspectos fiscales con normas jurídicas tomadas del derecho común.