Este libro del profesor José Ignacio Hernández, como él bien lo explica, es producto de dos experiencias. La primera, la académica, como consecuencia de sus investigaciones iniciadas en 2017 en la Universidad Católica Andrés Bello, en torno al marco teórico de la transición en Venezuela, y luego continuadas en la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard desde 2017, donde actualmente está trabajando, que lo llevaron desde finales de 2018 a analizar las consecuencias nacionales e internacionales del desconocimiento de la falsa elección presidencial organizada por el régimen de Maduro el 20 de mayo de 2018. Y la segunda, derivada del hecho de haber participado entre diciembre de 2018 y enero de 2019, en las discusiones en la Asamblea Nacional sobre los fundamentos jurídicos del reconocimiento del Presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó como Presidente encargado de la República, tanto en Venezuela como en el Derecho Internacional, así como en la redacción de lo que luego sería el Estatuto que rige la transición a la democracia para restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. A partir de enero de 2019 diversos países, luego del reconocieran internacional del régimen de transición, le correspondió colaborar en las primeras acciones orientadas a brindar el marco institucional de actuación del naciente Gobierno interino, muy en especial, a los fines de proteger los activos de Venezuela en Estados Unidos. Poco después el profesor Hernández sería designado Procurador Especial por el Presidente encargado Juan Guaidó. En ese marco, este libro es un ejercicio académico nutrido de esas experiencias cuyo objeto es estudiar el proceso de transición democrática en Venezuela a la luz del Estatuto y de los documentos fundamentales de la transición, traducidos en Acuerdos de la Asamblea Nacional y Decretos del Presidente encargado Juan Guaidó. Aun cuando cada transición democrática responde a condiciones únicas e irrepetibles, lo cierto es que el caso venezolano guarda notables diferencias de las experiencias comparadas, pues la misma mutó de un proceso de democratización por elecciones a un proceso de transición anclado en el reconocimiento internacional del Presidente de la Asamblea Nacional como Presidente encargado. Esta mutación responde no solo a la degeneración del régimen autoritario populista de Maduro (que desde 2016 es un autoritarismo no-competitivo) sino, además, al acelerado colapso del Estado venezolano, que hoy día es un Estado frágil cuyas debilitadas estructuras han sido cooptadas por estructuras del crimen organizado.