Carlos Simon viaja a Holanda y sin saberlo un fantasma lo acompana, un diablillo dispuesto a burlarse hasta de si mismo. Los motivos de este viaje seran la comidilla de Hasselt, la pequena ciudad de provincias donde va a parar. Es para sus habitantes un disidente peligroso, un traficante; un espia del partido comunista dispuesto a contratar adeptos entre el campesinado holandes. Mientras estas digresiones se entrecruzan. El tambien tiene su propia idea de quienes lo rodean. Si bien se puede catalogar esta novela de experimental, mordaz e incluso inverosimil, para nada es gratuita su trama. Bienvenido a Hasselt no deja de ser un texto lleno de valores humanos mas globales que los generados por la circunstancia cubana. Si de una cosa no hay dudas en la novela es de la torpe, pero enorme, pasion que Carlos siente por Sandra y por otra parte, las causas que llevan a la debacle de su idilio."