El mundo es un lugar bastante extra o. O al menos Espa a, El Salvador y Mozambique s que son sitios un poco raros. Si uno los recorre como cooperante, que tampoco es que sea un modo muy normal de recorrerlos, encuentra un sinf n de cosas sorprendentes. Ya sabemos que la lucha contra la pobreza, la mejora de la situaci n de la mujer y la conservaci n del medio ambiente son estupendos. Vale, eso est claro. Pero si pensamos en por qu le estamos dando tanto dinero p blico a las ongs hay muchas preguntas que saltan como grillos. Desde cu ndo los procesos sociales se construyen a golpe de subvenci n? Si queremos pagar algo con fondos p blicos, por qu no hacer concursos que garanticen su adjudicaci n a la mejor oferta? Por qu se habla de ellas como "sociedad civil" si no las elige nadie y muy pocas tienen base social? Y si de verdad son un movimiento ciudadano, a cuento de qu han de convertirse en prestadores de servicios? Por qu pagamos con nuestros impuestos servicios en pa ses cuyos ciudadanos acaudalados no pagan impuestos? Por qu se extinguieron los dinosaurios? Por qu se hacen llamar "no gubernamentales" si pr cticamente toda su labor la hacen al servicio de alguna administraci n p blica? Queremos de veras que los beneficiarios participen? Y qu va a suceder si otros pueblos no comparten el mensaje pol tico que nuestros proyectos les llevan? Tal vez haya concepciones del mundo diferentes a la nuestra en cuanto al papel de la mujer o a los derechos humanos, las respetaremos o s lo queremos que legitimen lo nuestro? No estaremos mostrando demasiado espect culo? A qu emprendedor no le gustar a que para empezar un proyecto le dieran el dinero por adelantado y sin arriesgar nada? Pueden los beneficiarios pedirles cuentas? Ser razonable que en Espa a las hayamos empujado a multiplicar por diecisiete sus oficinas para poder acceder a los fondos de los diferentes gobiernos aut nomos? Gestionar la construcci n de una escuelita en las islas Quirimbas es formidable, pero atribuir a esa actividad potencial alguno de transformaci n social la mayor a de las veces es de una ingenuidad horrorosa. Se supone que est bien decir lo que pensamos, porque har m s f cil creer en lo que hacemos (siempre y cuando hagamos lo que decimos). Por eso creo que deber amos anotar stas y otras preguntas en un papelito amarillo y dejarlas pegadas a la puerta del frigor fico hasta que alguien las responda. Con un im n en forma de zanahoria. As no se nos olvidan a ninguno (o a ninguna, para reconciliarnos en lo posible con todos). Y con todas.