La epidemiología del cáncer ha revelado una gran variación en la incidencia del cáncer entre diferentes poblaciones del mundo. Además, no todos los individuos de una población son igualmente susceptibles de padecer un determinado cáncer a pesar de tener la misma etnia, hábitos alimenticios, estilo de vida y factores ambientales. Esto se ha atribuido a los polimorfismos genéticos de una serie de genes como los de metabolización de xenobióticos, reparación del ADN, inmunidad, inflamación, metabolismo hormonal y metabolismo de nucleótidos. Como ocurre con otros tipos de cáncer, el cáncer de esófago es una enfermedad heterogénea y su patogénesis molecular, así como los factores de riesgo, varían entre las distintas poblaciones étnicas que habitan en distintas regiones geográficas del mundo. El valle de Cachemira, situado en el "cinturón asiático del cáncer de esófago", ha sido señalado como una región de alta incidencia de cáncer de esófago. Los factores de riesgo sospechosos de cáncer de esófago entre la población de Cachemira se han atribuido a sus hábitos dietéticos, a pesar de la falta de estudios epidemiológicos. Los hábitos dietéticos incluyen una ingesta excesiva de té alcalino salado, el consumo de pescado seco y ahumado, verduras secas y encurtidas, el uso excesivo de chiles rojos, etc.