Carlomagno, o Carlos el Grande, fue un poderoso gobernante y líder de la Europa medieval desde 768 hasta 814. Se le recuerda como el primer emperador reconocido que reinó sobre la mayor parte de Europa occidental y central. Durante su reinado, Carlomagno ayudó a unir tierras dispares bajo un mismo gobierno, al tiempo que protegía al papado y combatía a enemigos como los lombardos en Italia y los sajones en Alemania. Gracias a sus conquistas militares, las reformas religiosas y los avances culturales que realizó durante su mandato, Carlomagno se ganó el título de "Padre de Europa" por unir vastas extensiones de territorio como nunca se había visto desde la época romana. Su legado se extiende incluso después de su muerte, con generaciones y generaciones que remontan su linaje hasta él a través de varias casas reales europeas, entre ellas la dinastía Capetiana, la dinastía Ottoniana, la Casa Luxemburgo, la Casa Ivrea, la Casa Habsburgo. En la actualidad, pocas figuras históricas han dejado tras de sí un legado tan extenso como Carlomagno.