La cognición es el proceso o resultado de reconocer, interpretar, juzgar y razonar. La carga de trabajo, tanto cognitiva como mental, es un área importante en los últimos tiempos y representa un tema de creciente interés. Como la tecnología moderna nos impone más exigencias cognitivas que físicas en muchos entornos de trabajo, es fundamental comprender cómo afecta la carga de trabajo mental al rendimiento. La carga de trabajo mental/cognitiva no puede observarse directamente, sino que debe inferirse a partir de la observación del comportamiento manifiesto o de la medición de los procesos psicológicos y fisiológicos. Existen varias técnicas de medición de la carga de trabajo cognitiva. Entre ellas, las principales categorías de medidas de la carga de trabajo son: el autoinforme, (ii) la realización de tareas secundarias y (iii) la medición fisiológica. Entre las diferentes mediciones subjetivas, la puntuación de la carga de trabajo NASA-TLX tiene mucha importancia en este campo. Las medidas fisiológicas son muchas y variadas. La frecuencia cardíaca (HR) y la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), la respuesta galvánica de la piel (GSR), la electromiografía (EMG), la electroencefalografía (EEG), los potenciales relacionados con eventos (ERP) y los parámetros del movimiento ocular se han considerado como las medidas más comunes, sensibles y auténticas.