Se puede morir de tantas maneras. Se puede perder el alma en un momento, en una mirada, una palabra. Y se puede recobrar el aliento tantas veces como se muere, como se pierde el alma, como se destroza el coraz n. En estos cuentos y relatos, Estela Guerra Garnica en cada imagen, nos tira bajo las ruedas del carruaje. No es f cil hablar del amor y la muerte. Estela lo logra con disimulo, alevos a y ventaja. Porque no se atiene a ellos solamente en t rminos f sicos sino que se adentra a los meandros del amor y la muerte de la infancia y de las ilusiones. Porque las apariencias enga an, cuando nos perdemos en esa imagen que queremos dar de nosotros y la que nos empe amos en ver en los dem s. Preguntas, reproches, sarcasmo y recuerdos llevan a un an lisis de lo que somos, de lo que queremos aparentar y de lo que creemos ver en los dem s. Sobre la mesa quedan los enga os de unas y otros, las m scaras se analizan y los gusanos en las manzanas brillantes se descuartizan. Y la mujer, personaje central del libro, s , aunque no est en cada p gina, va con el perro descarnado que lleg sin avisar por una calle que no reconoce. Gwenn-A lle Folange T ry