El virus del dengue es actualmente uno de los arbovirus más extendidos que infectan a las poblaciones humanas, con graves efectos negativos en las economías y sociedades de Sudamérica y el Sudeste Asiático. La financiación inadecuada, las políticas erróneas, la falta de voluntad política, la expansión de los mosquitos vectores y el aumento de la urbanización y la globalización son algunos de los factores que contribuyen al fracaso de las iniciativas para abordar este grave problema de salud pública. Datos recientes estiman que en 2010 se produjeron 96 millones de casos aparentes de dengue en todo el mundo. Esta cifra, muy superior a la prevista por la OMS, muestra que la enfermedad se está extendiendo rápidamente, creando una amenaza creciente para la economía y un reto importante para los médicos y los servicios sanitarios de todo el mundo, especialmente en las zonas afectadas. En los últimos 17 años, el dengue/la fiebre hemorrágica del dengue se ha convertido en una de las enfermedades tropicales resurgentes más importantes debido a la expansión geográfica tanto de los virus como de los mosquitos que los transmiten, al aumento de la frecuencia de las epidemias, a la aparición de la hiperendemicidad (la cocirculación de múltiples serotipos del virus) y a la propagación del dengue hemorrágico a nuevas regiones.