La estrategia de muchas empresas es externalizar cualquier actividad que no forme parte de su negocio principal, no represente un alto valor añadido o sobre la que no tengan un control total. Entre las actividades que suelen externalizarse se encuentran las operaciones logísticas: transporte, manipulación, almacenamiento y despacho de aduanas. Las operaciones de despacho de aduanas se consideran erróneamente como una actividad puramente logística, cuando en realidad son de naturaleza administrativa y jurídica, que tienen lugar en relación con una administración gubernamental y, por lo tanto, tienen implicaciones estratégicas para la empresa en cuestión. A esta cuestión estratégica se añade la económica, ya que las operaciones de despacho de aduanas no requieren grandes inversiones para ser realizadas internamente, y el gasto con transitarios es relativamente caro.