La urbanización se ha convertido en un fenómeno ineludible en las últimas décadas en Costa de Marfil. Según el INS (2014, p.45), la tasa de urbanización en Costa de Marfil pasó del 32,1% en 1975 al 45,3% en 1998, y luego al 50,3% en 2014. Se estima que esta tasa alcanzará el 57% en 2018 (BNETD. 2015, p.7). Esta urbanización exige una planificación y una serie de acciones para responder a las aspiraciones de una población urbana cada vez más numerosa. Entre las necesidades de esta población, la cuestión del acceso a la vivienda se plantea de forma acuciante, como es el caso de la ciudad de Bouaké. Desde 2012, el notable crecimiento urbano de Bouaké ha provocado una verdadera crisis de la vivienda. Caracterizada por un desequilibrio entre la oferta y la demanda de vivienda digna, la crisis de la vivienda se manifiesta también en el encarecimiento de los alquileres y la proliferación de viviendas precarias e insalubres. El fracaso del sistema de saneamiento en estos asentamientos informales es un factor de deterioro del entorno de vida de los habitantes de Bouaké.