De forma atrevida, las voces de las comunidades ribereñas emergen y combinan los acontecimientos históricos de una pequeña comunidad con la coyuntura nacional de las políticas eléctricas. La relación de fuerza entre el Movimiento de Afectados por Represas (MAB) y las empresas hidroeléctricas del Valle del Chopim nos trae denuncias de dos represas que iban a ser construidas, pero que, aunque ausentes en la forma, aparecen en todo momento presentes en las narrativas de los pobladores. La relación entre los tiempos presente, pasado y futuro, en confluencia, van acompañados de sentimientos de miedo y esperanza. La empresa Gerdau, que construiría las presas, se preocupó de crear relaciones con las familias afectadas para convencerlas de su necesidad e importancia. En el centro de la lucha por la tierra, los activistas exigían una indemnización justa, pues creían que estaban siendo engañados por la empresa. En el contexto de los conocimientos y las prácticas, los sentimientos de pertenencia y las diferentes relaciones con el tiempo de las presas nos permiten analizar cómo los afectados reinterpretan su espacio de experiencia y cómo configuran su horizonte de expectativas.