La bifacialidad de la hip stasis nodal (no s, psych ) en el r gimen de emanaci n neoplat nico, recabada en clave antropol gica, impregna el pensamiento occidental como expresi n de la doble faceta de la raz n: facies cognoscitiva/ad infra e idealizadora/ad supra. El no meno se erige en l mite ideal de conocimiento para la progresi n de la raz n hacia lo incondicionado, con valor, entonces, no cognoscitivo sino regulativo. Sobre esa tesis kantiana versal, la irrealidad de lo cognoscible en su comisi n objetiva (la objetualidad de lo s lo ntico transluce su ontologizaci n como irreal - fenomenol gico) y la transfenomenalidad del en s agostado en la apariencia (despliegue del ser en el espectro completo de manifestaciones ante conciencia que detrae la realidad al no meno, relegado a mera ficci n), el libro ensaya patrones de lectura del hiato objeto - sujeto, procurando cauces a la metaf sica e imponiendo barreras indelebles a la ciencia, en un recorrido que arranca en el mythos y en la an fora filogen tica del enigma de Edipo. La topolog a freudiana del aparato ps quico servir de base para una divisi n de las edades del esp ritu que reelabora la propuesta de Comte, asociando el super - yo a la era teocr tica de prominencia de la faz acognitiva (vivencia del no meno como realidad metaf sica significativa en s misma, no puro ideal, con la jerarqu a y envolturas del mundo medio como consecuencia sociol gica y el supra - egocidium m stico, implosi n del superyo decisiva para el renacer -teorema de Thomas-), el yo a la era cr tica (inflaci n ut pico - normativa del no meno y restrictiva adhesi n epistemol gica a lo fenom nico en una poca que conserva la ilusi n transcendental), ambas, etapas de bipolaridad con qui smica descompensaci n facial, y el ello, en fin, al orden positivista unifacial surgente con la revoluci n industrial y el vitalismo que, en sus directrices primarias, sanciona el estatuto can nico del no meno, abon ndose al fen meno y abrazando la inmanencia como nica soluci n de fe.