El periodismo pasa por momentos difíciles. Tanto en su adaptación a las nuevas tecnologías, como por la crisis económica mundial que acosa a las publicaciones. Los principales damnificados de esta situación son los periodistas. En 1920, Walter Lippmann dijo que las democracias occidentales estaban mal y que también la prensa lo estaba. Tal vez su apreciación de entonces sea válida hoy. Para quienes nos dedicamos a formar a los futuros periodistas no nos queda otra vía que recurrir a impartir los conceptos básicos que han mantenido a esta profesión a flote desde que se inició la difusión masiva de noticias. El compromiso con trasladar a los receptores la realidad tal cual sucede, en sintonía con la verdad tanto como podamos conseguirla. La honestidad es un valor que hay recuperar en una sociedad acosada por la desinformación. Este libro sólo tiene la modesta pretensión de ayudar en la formación a quienes tienen el anhelo de convertirse en periodista y a los docentes que intentan ayudar en tan laboriosa tarea.