El libro abarca la historia de Oriente Medio desde la creación de sus Estados árabes hasta nuestros días. Más allá de una historia de los acontecimientos, pretende demostrar que la inestabilidad y la violencia que sigue padeciendo la región se deben tanto a la injerencia de las grandes potencias como a factores internos: los fracasos y divisiones de sus regímenes autoritarios, la heterogeneidad religiosa y étnica de la mayoría de los países de la región y el auge del islamismo radical. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, ninguna región ha sido escenario de tantas crisis y guerras: Invasión estadounidense de Irak, caos provocado por la intervención militar de la OTAN en Libia, guerras en Yemen y Siria en las que participan potencias regionales e internacionales, ocupación y colonización israelí de Cisjordania, resurgimiento del antagonismo suní-chií, aparición de organizaciones terroristas que suponen una amenaza más allá de la región, afluencia de inmigrantes a Europa, ambiciones hegemónicas de Irán, deriva autoritaria en Turquía. En un contexto de recomposición de las alianzas y del equilibrio de poder regional, la conclusión se interroga sobre su futuro, que no invita al optimismo.