El escandaloso y repugnante nivel de pobreza de las poblaciones de muchos países del Sur, que llevan años batiendo récords de crecimiento (cifras superiores al 10%), arroja a miles de jóvenes (chicas y chicos, licenciados y menos formados, parados y subempleados, etc.) a los caminos del exilio político o de la emigración económica, que a menudo acaban en la esclavitud en Libia, cuando no en la muerte por ahogamiento en el Mediterráneo o en la anomia. En la RDC, el auge y la longevidad del fenómeno social de los diplomados en paro se deben exclusivamente a la falta de voluntad política de preparar a los estudiantes de la ESU para una rápida autonomía tras su graduación. Tener en cuenta y adaptar a las realidades congoleñas las buenas prácticas que han dado buenos resultados en otros lugares podría constituir una solución viable.