El ingeniero Enrique Vidal recibe una carta de su hermano, el pintor Marcos, para que se apresure a visitarlo en Ragz (localidad de Hungr a situada r o abajo desde la croata Vukovar), donde ha establecido residencia, persuadido por su acercamiento con la se orita Myra Roderich, hija del distinguido Dr. Roderich. Durante su viaje desde Par s hasta Ragz, Enrique ve algunos sucesos extra os, pero no dignos de menci n, y se da cuenta de que la se orita Myra ha sido pretendida por Wilhelm Storitz, hijo de un extra o qu mico, Otto Storitz, fallecido hace algunos a os, y que a n causa revuelo en su tierra natal, Prusia, debido al halo de misterio que encerraba y a los rumores de que era un brujo. Los extra os sucesos contin an entre ellos: la ca da de un hombre que afirmaba haber sido empujado, advertencias del viento que pronosticaban las desgracias de la feliz pareja si el enlace se realizaba... Estos hechos tienen su punto culminante en la ceremonia de compromiso, misteriosamente estropeada, adem s de o rse durante ella m sica prusiana, considerada un insulto por los h ngaros. Enrique Vidal, junto con el hermano de la se orita, el ilustre capit n Haralan, investiga lo sucedido y finalmente se da con el misterio: Wilhelm Storitz tiene la f rmula de su padre, una extra a mezcla que puede conducir a la invisibilidad a quien la toma, y en ese estado secuestra a Myra. El capit n Haralan obtiene ayuda de la polic a y de los soldados; saquean la casa de Storitz, pero, al no encontrarlo, crean dos c rculos contenedores en los que quede recluido el desdichado. En medio del c rculo, el capit n Haralan se enfrenta en un desigual duelo; sin embargo, el capit n es el vencedor: de un certero golpe, hunde su arma en el ser invisible, que, al brotar la sangre, recupera su estado normal. Sin embargo, Myra Roderich es "contagiada," y, al quemar la casa de Storiz, no existe el remedio para volverla visible. Myra, en una demostraci n de valor y persistencia, contin a su vida lo m s normal que puede, hablando en cualquier momento y cantando (era una excelente cantante) para hacer sentir su indomable esp ritu, y en ese estado contrae nupcias con Marcos Vidal. A Enrique Vidal, ya de regreso en Par s, es a quien se le ocurre que en la sangre se encuentra el medio que cambia de estado el cuerpo, por lo que una peque a intervenci n quir rgica que permita drenar la sangre podr a devolver al estado normal a la joven, empresa que no puede llevarse a cabo, ya que la se orita est embarazada. Enrique cae en la cuenta de que lo que pensaba proponer se har de manera natural. Entonces, Marcos Vidal vuelve a ver a su encantadora esposa al mismo tiempo que ve nacer a su hijo