Mas de alguna vez quiso mostrarse fria y se dejaba hacer sin moverse, como una tabla, casi como si se lo hiciera a una muerta; pero entonces yo me demoraba, me cimbraba lento, penetrandola despacito, y poco a poco incrementaba el ritmo, como en crescendo, pero sin llegar a fondo, hasta que ella se encendia y se crispaba y entonces yo entraba en ella como derribando un muro, como el agua que arrasa con una represa, cada vez mas profundo, adentro, muy adentro, y ella flexionaba las piernas, y abriendose, me ofrecia su pelvis, hasta que ambos, sudando, fustigando los pubis, gritabamos al unisono, sofocados. Luego ella recogia sus pilchas, muy de prisa, mas que en otras ocasiones, se vestia atolondradamente y desparecia en la oscuridad. Yo sabia que afuera la esperaba un soldado, y que en realidad no huia ni se perdia entre las brumas de la noche, sino que apresuraba el paso, el soldado mostrandole el camino con la luz de su linterna, hasta que fuera del campamento, por fin en medio de la noche, podia llorar de rabia, furiosa por haber claudicado nuevamente. Una soterrada violencia, una historia oscura, llena de cicatrices abiertas, constituye la atmosfera de fondo en todos los relatos reunidos en este libro; el doloroso jalonamiento a que se ven sometidos los personajes, la tension que les impone seguir viviendo a pesar del dolor y la miseria, de la marginacion y los prejuicios, de la perversion y la soledad, impone un realismo brutal, que solo sera subvertido en el ultimo relato, Gran Hotel Real, en el que un quiebre en la estructura temporal del mundo narrado, presenta una bifurcacion de realidades, todas ellas verosimiles, y en el fondo, igualmente brutales y realistas. El libro se inicia con un relato cruel y un tanto nostalgico, en el cual el narrador se situa en la pubertad, y recrea un viaje en tren, el ultimo para Arlegui, uno de los ninos que volvia a casa en uno de los carros. Le sigue Fumando en el bano de hombres, un cuento que recrea las conversaciones de un grupito de adolescentes, sus fantasias y sus codigos, y al mismo tiempo un trasfondo social violento, soterrado y aceptado por los protagonistas, como una forma de vida que no son capaces de cuestionar. Ella olia a jabon nos remota al cruento periodo que siguio al golpe de estado, en 1973. Barra brava recrea la vida de un joven marginado, que consigue abrirse camino en el mundo de las barras de futbol, por medio de la violencia y la astucia. El secuestro, en cambio, pareciera narrar las dificultades que enfrenta una familia de clase media baja, a raiz del secuestro del padre; sin embargo, una realidad perversa y retorcida, elusiva pero omnipresente, obliga a otra lectura del relato. Un libro imperdible para quienes no se conforman con el mero divertimento."