El envejecimiento de la población no es sinónimo de enfermedad sino que, por el contrario, es un signo de buena salud, "es un indicador de la mejora de la salud global". Sin embargo, la pérdida de autonomía es una parte "normal" del envejecimiento que deben tener en cuenta las autoridades públicas y los cuidadores. A pesar de esta dependencia ligada a la vejez y de las dificultades que puede conllevar, las personas mayores sólo tienen un deseo: permanecer viviendo en su domicilio el mayor tiempo posible. Aunque es una elección que se respeta, no es una elección de vida exenta de riesgos. De hecho, esta elección de vida tiene sus límites y no sería posible sin la ayuda externa de los "cuidadores", que entonces aunarán esfuerzos con este familiar anciano pero también con los distintos profesionales sanitarios que trabajan en el domicilio para que esta persona mayor que está perdiendo su autonomía pueda vivir en casa con total seguridad el mayor tiempo posible.