En las dos últimas décadas, las técnicas de diagnóstico e imagen médica han ganado un inmenso atractivo debido al rápido desarrollo de la informática, Internet, el almacenamiento de datos y la tecnología inalámbrica. El reflejo de estos avances se ha hecho evidente en el campo de la medicina y las ciencias médicas, lo que permite diagnosticar y tratar diversas enfermedades de forma más fructífera. Además, la imagen médica se justifica con frecuencia en el seguimiento de una enfermedad ya diagnosticada y tratada. Las imágenes médicas, como cualquier otra forma de técnicas de imagen, son susceptibles de sufrir ruido y artefactos. El mayor reto en el proceso de obtención de imágenes médicas es obtener una imagen sin pérdida de información significativa. Es muy probable que las imágenes obtenidas se vean corrompidas por el ruido o los artefactos durante el proceso de adquisición y/o las etapas posteriores de procesamiento. El ruido puede describirse como el cambio aleatorio del valor del píxel original. El ruido reduce la calidad de la imagen y es especialmente importante cuando los objetos fotografiados son pequeños y tienen un contraste relativamente bajo. Por lo tanto, la eliminación del ruido de las imágenes médicas es indispensable y se ha convertido en una etapa obligatoria de preprocesamiento.