Los discursos de Paulo Coelho y de Kabir se caracterizan por una cierta plenitud que se midió en el curso de dos lecturas poéticas. El deseo de iniciación a la trascendencia y al conocimiento de lo absoluto se tradujo en cada uno de ellos en la práctica del lenguaje, que enfatizó tanto la forma y el fondo del contenido como la forma y el fondo de la expresión. La aventura humana, ya adopte la forma de un viaje físico centrado en la espiritualidad, como en El alquimista de Paulo Coelho, o de un viaje metafísico, como en Ciento ocho perlas de Kabir, sigue siendo una aventura de la palabra y de todas las grandes configuraciones formales y semánticas a las que ha podido llegar su tratamiento.