En el tratamiento de los defectos maxilofaciales se han desarrollado muchas técnicas que incluyen el aumento o la implantación de tejidos duros y blandos con la ayuda de injertos óseos o sustitutos óseos y colgajos de tejidos blandos. En general, la expansión tisular se emplea para conseguir la expansión deseada de un futuro colgajo de rotación, transposición o avance, o para producir la zona expandida deseada para la obtención de injertos de piel de grosor completo. La expansión tisular también se ha empleado para expandir colgajos miocutáneos y colgajos libres. Se ha empleado con éxito para tratar diversos defectos, como defectos congénitos, lesiones por quemaduras, heridas traumáticas y reconstrucción de defectos del tercio medio facial tras la extirpación de un tumor. No cabe duda de que es la estrategia ideal para hacer crecer piel del mismo color, textura, capacidad capilar y grosor que la piel sana circundante, al tiempo que se garantiza un fácil rejuvenecimiento de la zona donante. Las complicaciones son poco frecuentes y suelen evitarse con una técnica y una atención cuidadosas.