Hoy en día, nos damos cuenta del lugar influyente que ha tomado la inversión en nuestra vida cotidiana. La inversión es el compromiso de capital en una operación de la que se espera obtener una ganancia potencial futura con el objetivo de crear valor. Sin embargo, al estar en el presente, no controlamos todos los parámetros inherentes al futuro relativos a esta inversión. En efecto, los recursos comprometidos en esta inversión pueden recuperarse o perderse en el proceso de creación de valor, de ahí la noción de riesgo en la inversión. El riesgo es, pues, parte integrante del concepto de inversión. Es evidente que hay inversores que colocan su capital en activos financieros muy volátiles, como el petróleo en los mercados financieros. Al invertir en este tipo de activos altamente fluctuantes, se exponen a un peligro más o menos probable. Por lo tanto, ya no es necesario demostrar el deseo de estos inversores de encontrar alternativas para eludir estos riesgos que podrían causarles enormes pérdidas.