En los últimos cuatro años (2010-2013, la democracia guatemalteca ha experimentado procesos que ponen en riesgo mayor el limitado margen de gobernabilidad provocado de la última década. Ese período refiere la segunda parte del gobierno presidido por el Ing. Álvaro Colom y los primeros casi dos años de la actual gestión gubernamental, presidida por el General Otto Pérez Molina. El adelanto del proceso electoral, la debilidad del Tribunal Supremo Electoral TSE, el frágil sistema de partidos políticos, el excesivo y opaco financiamiento privado electoral vinculado, en gran parte, al crimen organizado, generaron un proceso electoral paradigmático. Las opciones partidarias representaron un espectro reducido, conservador y dominado por opciones autoritarias. Guatemala experimenta un proceso de cambio político, etapa de transición democrática que no se consolida por la sobrevivencia de factores autoritarios que conviven con reglas democráticas, dando como resultado una aparente estabilidad, donde el control político transita de actores tradicionales (partidos políticos, empresariado) a nuevos actores emergentes.