La enfermedad de Parkinson (EP) suele reconocerse bien por sus síntomas motores característicos (por ejemplo, bradicinesia, rigidez y temblor). Los síntomas cognitivos de la EP son cada vez más reconocidos tanto por los clínicos como por los investigadores. Sin embargo, la EP también implica una serie de cambios emocionales y comunicativos que pueden causar importantes alteraciones en el funcionamiento social. Entre ellos se incluyen la producción de expresiones faciales emocionales (es decir, el enmascaramiento facial) y el habla emocional (es decir, la disartria), así como dificultades para reconocer lo verbal y lo no verbal, que pueden afectar a la calidad de vida en mayor medida que los síntomas motores o cognitivos más reconocidos. Con el fin de investigar y gestionar adecuadamente los aspectos socioemocionales de la EP. Esta revisión narrativa proporciona un examen de la investigación actual en torno a algunos de los síntomas sociales más comunes de la EP y sus consecuencias sociales relacionadas, y argumenta que abordar de forma proactiva y adecuada estas cuestiones podría mejorar los resultados de la enfermedad.