China y Japón se han convertido con los años en un paraíso para los compradores internacionales. China es el taller del mundo, el supermercado del mundo, y Japón atrae a los compradores por su cultura, su gastronomía, su innovación y su tecnología. Esto ha hecho las delicias de compradores de todo el mundo, convencidos de que consiguen las mejores ofertas y sacan provecho de sus inversiones para reducir los costes de sus empresas. Con los años, la relación entre compradores y proveedores se ha hecho cada vez más íntima. De hecho, ha llegado el momento de reducir el panel de proveedores para favorecer una relación de cooperación. La reducción de costes está dejando paso a la búsqueda de innovación, por lo que se comprende la importancia de establecer una relación de confianza entre comprador y proveedor. La otra cara de la moneda es que esta relación puede derivar con el tiempo de profesional a personal. Este artículo pretende contribuir al conocimiento de la corrupción y la cultura de China y Japón a la que pueden enfrentarse los compradores.