A medida que han ido pasando los años desde que las tropas británicas abandonaron Afganistán, han surgido opiniones sobre si el esfuerzo del establishment británico en la guerra de Afganistán fue una pérdida de tiempo. Se había derramado tanta sangre y tanto tesoro en esta tierra dura e implacable, que ahora la opinión pública británica se muestra escéptica ante las intervenciones militares. La historia de Afganistán muestra claramente que esta tierra es casi imposible de conquistar si se viene por las razones equivocadas. Tanto los británicos como los rusos hicieron sus intentos y fracasaron estrepitosamente. Los talibanes y Al Qaeda fueron el vástago de los muyahidines apoyados por Occidente para derrotar al comunismo y luego se convirtieron en su enemigo en el campo de batalla. La política británica en Afganistán fue incoherente, poco realista y excesivamente ambiciosa. Este libro explora la historia de la implicación británica en Afganistán y por qué el gobierno del Reino Unido debería haber aprendido de sus experiencias pasadas, dado que no se consiguió gran cosa en el conflicto de 2001 a 2014.