Los mensajes de culpabilidad del pasado no tienen eficacia, son crueles, porque el adicto no es ya el sujeto culpable de su enfermedad sino el objeto de la misma. Sin duda, es responsable del consumo y de su recuperaci n, pero no de su enfermedad. La enfermedad se puede producir o no y todos somos vulnerables. Es hora de ver la otra cara de la adicci n y es hora de empezar a so ar con un nuevo despertar, una nueva generaci n de j venes comprometidos e ilusionados con una vida sana y pura. Porque no podremos evitar los riesgos ni eliminar las drogas o los comportamientos adictivos en circulaci n, pero s podemos cambiar el destino de los acontecimientos y podemos acoger en nuestros brazos a este sector de la sociedad y reincorporarlos a la redenci n de sus vidas. No solo debemos ense ar a decir no a la vida adictiva, sino que tenemos el derecho de anunciarles que todav a pueden ser felices. El autor ha pasado mucho tiempo en el infierno que supone una adicci n y ha podido experimentar cada uno de sus crueles zarpazos. Por eso puede comprender y ayudar a desenmascarar las mentiras y paradojas de la drogadicci n. Sostiene que es posible aprender a vivir esta vida con muletas, con cicatrices y heridas, con duelos por las desproporciones de los efectos de una adicci n. C mo entiendes las adicciones? El autor ha aprendido a reconocer que no se puede mirar atr s, ni ir de victima ni seguir llorando. Destruy parte de su juventud y madurez y como consecuencia tuvo que aprender a vivir una vida diferente. Es consciente que lo que ha mermado su vida, lo que tiene de adicci n, lo que he sumado resta realmente las capacidades que pudo haber tenido. Pero al mismo tiempo, es consciente que sobre lo recorrido se puede aprender, se puede resurgir de las cenizas y resucitar a una nueva vida, diferente y nica. Quienes sufren el flagelo de la droga, o de una adicci n sin sustancia podr n encontrar respiro, alivio y motivaci n en este libro de experiencias reales vividas para que nadie tenga que pasar por lo que ha pasado el autor. Su mensaje es claro: T eres el arquitecto de tu porvenir, fabrica bien tu futuro, te pertenece.