El período comprendido entre 1993 y 2003 es probablemente uno de los capítulos más trágicos y oscuros de la historia reciente de la República Democrática del Congo, marcada por una serie de crisis políticas importantes, guerras y numerosos conflictos étnicos y regionales que causaron la muerte de cientos, si no miles, de personas. Durante estas crisis, el país ha sido presa de numerosas violaciones del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos, que han conducido a la comisión de crímenes internacionales, en particular crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad e incluso, en algunos casos, crímenes de genocidio. A nivel interno, si bien es innegable que algunos magistrados de la justicia militar congoleña han dictado un pequeño número de decisiones valientes sobre crímenes internacionales, desafiando obstáculos materiales, estructurales y psicológicos, así como presiones políticas, las circunstancias ilustran, no obstante, las importantes limitaciones operativas de nuestros magistrados. Esto sigue siendo insignificante para las víctimas, y la creación de salas mixtas especializadas sigue siendo la solución menos onerosa.