Los postres helados tienen personalidad de sobra. La crema azucarada que gotea lentamente de una cucharada congelada transforma un pastel o una salsa en el momento en que la toca. La crema rica en grasa de mantequilla absorbe el aroma y el sabor y los lleva a la nariz. Cualquier cosa que toque el helado se vuelve más rica, más sabrosa, más profundamente percibida. Además, el helado te anima a estar en el momento. Se está derritiendo y cambiando cada segundo, tienes que prestarle atención o desaparece. En estas páginas encontrará algunas recetas sólidas que usará una y otra vez y modificará con la temporada, el menú o su capricho. Cada postre es fenomenal en sabor y textura, y cada receta está diseñada específicamente para la cocina casera. Si bien no voy a declarar que todas las recetas de este libro son rápidas y fáciles (aunque muchas lo son), diré que son tan sencillas como podemos hacerlas y que los resultados realmente valen la pena. Puede vestirlos arriba o abajo, dependiendo de cómo los emplate o qué helado sirva con ellos.