En comparación con los instrumentos dentales tradicionales, el láser ha demostrado ser una herramienta segura y eficaz en la odontología convencional, gracias a su precisión y a su carácter mínimamente invasivo, lo que lo convierte en una tecnología atractiva para diversos procedimientos dentales. La capacidad del láser para dejar una herida limpia, seca y sellada es la razón probable de la baja tasa de inflamación observada tras la cirugía láser. Los láseres son de gran valor ya que garantizan que el tejido se distorsione mínimamente, ya que el láser siempre está afilado mientras corta y no entra en contacto con el tejido. La incisión siempre se autoesteriliza. La cicatrización postoperatoria es extremadamente reducida. Las contraindicaciones del láser incluyen el embarazo, la malignidad, la medicación inyectada localmente, los pacientes epilépticos y los niños. Junto con algunas limitaciones (como las caries grandes, las caries situadas entre los dientes, las preparaciones de coronas, la eliminación de coronas o empastes defectuosos, etc.) el alto coste del tratamiento con láser es una barrera principal en la práctica rutinaria. Los últimos 20 años han sido testigos de muchos nuevos desarrollos en tecnologías dentales, y los próximos 20 años prometen ser aún más ricos en avances tecnológicos. El láser estará en la vanguardia de ese crecimiento.