El objetivo básico del libro es mostrar cómo los economistas han ido construyendo diferentes lenguajes para explicar la realidad económica. De ello resulta la existencia de una pluralidad de lenguajes económicos. Esta circunstancia, lejos de ser excepcional, es muy común en todas las ciencias. El libro se inicia mostrando que el quehacer científico consiste justamente en construir lenguajes con los cuales analizar y entender las realidades objeto de estudio. La pertinencia de un análisis científico particular depende enormemente de la capacidad y profundidad del lenguaje que se utilice. El libro continua con el estudio de las principales corrientes de pensamiento económico. La conclusión fundamental del texto es que para entender la realidad económica no debemos hacer uso de un único lenguaje. Es necesario extender nuestros conocimientos más allá de un único lenguaje económico. No obstante, la labor que mayor dificultad comporta es saber cuál es el lenguaje más apropiado para analizar una situación económica particular. El manejo de una pluralidad de lenguajes ayuda a resolver este tipo de cuestiones.