Ante el fascinante mundo en el que vivimos, nos vemos irresistiblemente impulsados a reflexionar sobre una de las cuestiones fundamentales de la humanidad: el origen del universo y de la vida. La humanidad siempre ha buscado respuestas a esta pregunta fundamental, y al final se ha dado cuenta de que todas las respuestas que no llegan a Dios siempre parecen demasiado cortas. A lo largo de la historia encontramos diversos intentos de responder a esta inquietud humana. El pueblo de Israel no fue indiferente a este problema, y en su cultura y literatura encontramos un enfoque audaz y original de esta cuestión. Estas narrativas entraron en "crisis" con otro tipo de planteamientos, concretamente con las teorías científicas sobre los inicios del universo, siendo muy conocidas la teoría del Big Bang o la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin. Pero la ciencia no proporciona todas las respuestas a los interrogantes humanos. Dentro de su ámbito de investigación, trata de responder cómo y cuándo surgió el universo y la vida, pero no está dentro de su ámbito responder a preguntas como: ¿Por qué surgió? ¿Por qué existe el mundo y no existe nada? ¿Quién soy yo? ¿Por qué yo y no otro, en este lugar de la historia y del mundo?