La crisis de identidad del país ha continuado con cada gobierno sucesivo. La cuestión de la acogida de inmigrantes demuestra que aún no se reconoce plenamente la posibilidad de que todos vivan juntos, sea cual sea su cultura de origen. Aboguemos por una mayor cohesión social, en particular combatiendo todas las formas de desigualdad. Las políticas de "discriminación positiva" son múltiples y variadas. Las cuotas en favor de la integración chocan sin duda frontalmente con el principio de libre competencia en el sector privado, así como en los servicios públicos. Sin embargo, permitirían promover el principio de igualdad en todas sus dimensiones, favoreciendo el acceso a las responsabilidades sociales y profesionales de las clases trabajadoras de los barrios prioritarios. Las cuotas no son quizás la mejor solución para sustituir el anonimato y el sorteo para designar a nuestras élites. Su brutalidad es revolucionaria. Pero permiten restablecer la igualdad de oportunidades y trascender, incluso transmitir, las diferencias y las creencias. Nos animan a idear todo un sistema de ingeniería jurídica para eliminar los obstáculos a la integración...