Siempre que introducimos los datos de nuestra tarjeta de crédito, el número de nuestra cuenta corriente o nuestras contraseñas, lo más probable es que queramos mantenerlos en secreto. Ya sea en un sitio web o en el banco, por lo general no queremos que otra persona descubra nuestra información privada. Para alcanzar este objetivo nació el cifrado. La encriptación es el arte de convertir mensajes en código, de forma que resulte difícil para un fisgón descifrar nuestro mensaje. El cifrado existe desde hace miles de años, y poco a poco ha ido aumentando en complejidad y eficacia. El problema de los antiguos mecanismos de cifrado era que resultaban demasiado fáciles de descifrar. Actualmente existen dos tipos principales de cifrado: simétrico y asimétrico. En la criptografía de dos claves o asimétrica se basa en la existencia de una primitiva computacional llamada funciones de trampilla. Una función de trampilla lleva un dominio a un rango de tal manera que es fácil ir del dominio al rango y es difícil ir del rango al dominio, pero es fácil ir del rango al dominio dada una cadena especial llamada trampilla.