Escribo comentarios de mis lecturas por dos motivos. Primero, para no olvidar, para luchar contra el olvido. Segundo, para continuar ese di logo apasionante abierto entre el libro y el yo lector. Cuando un libro no me lleva a ese plano, siento que, al decir de Borges, el autor no escribi para m , y en consecuencia, no tengo nada que decir, nada que comentar, nada que recordar. Por cierto, no todos los libros que leo despiertan en m el deseo de continuar el di logo. Muchos, no me dicen nada, dej ndome tan mudo y en silencio como al principio. Y, enti ndase, no porque sean libros malos. Qui n soy yo por lo dem s para dictaminar un juicio semejante. Sencillamente, la lectura es una conexi n con ese otro en quien nos vemos reflejados a nosotros mismos, o bien en aquel que so amos ser y que nos entusiasma conocer. Y cuando esto no ocurre, abandono el libro. Miguel de Loyola