Las catástrofes son fenómenos comunes a lo largo de la existencia del ser humano. Han influido enormemente en el auge y la caída de la civilización (Reilly, 2009a). Sin embargo, desde que el número de ha aumentado considerablemente en todo el mundo, el riesgo de desastres se ha convertido en una preocupación mundial (Reilly, 2009a). La Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres de las Naciones Unidas (2009) define el desastre como "una grave perturbación del funcionamiento de una comunidad o sociedad que conlleva pérdidas e impactos humanos, materiales, económicos o medioambientales generalizados y que supera la capacidad de la comunidad o sociedad afectada para hacer frente a la situación con sus propios recursos". Las catástrofes pueden adoptar muchas formas diferentes y tener una duración variable. En función de su origen natural, las catástrofes pueden clasificarse generalmente en dos grupos: catástrofes naturales y catástrofes provocadas por el hombre. La Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (2009) describe el "desastre natural" como un proceso o fenómeno natural que puede causar la pérdida de vidas, lesiones u otros impactos en la salud, daños a la propiedad, pérdida de medios de vida y servicios, trastornos sociales y económicos, o daños ambientales. El nivel de impacto en la comunidad puede variar en función de la resiliencia de la misma.