El mundo ha probado todas las medidas a su alcance para mitigar e invertir el calentamiento global. Ya existen varios protocolos, acuerdos y tratados, como los acuerdos de Kioto y París, etc. Se están considerando medidas de geoingeniería que abarcan el espacio, la superficie terrestre y los mares y océanos, desde espejos y reflectores espaciales, adelgazamiento de las nubes, pulverización de aerosoles, inyección de aerosoles estratosféricos, aclaramiento de nubes marinas, biochar, plantas reflectantes, árboles artificiales, plantación de árboles terrestres, depurador de dióxido de carbono, convertir los océanos en sopa de color verde, microburbujas, fertilización del océano con hierro, vertido de piedra caliza en el océano, restauración del plancton marino, etc. Sin embargo, ninguna de estas medidas se ha considerado segura, y tememos algo parecido a la Operación Argus. En cambio, tenemos una medida de mitigación totalmente segura y rentable, que podría tener resultados positivos a largo plazo. El quid del problema sigue siendo el deshielo de los glaciares y del casquete polar. Mientras seguimos cumpliendo con todos los tratados, acuerdos y protocolos, también apuntamos al "OJO DE TORO", donde una simple medida puede restaurar el casquete polar y así ayudar a mitigar el calentamiento global.