Que grata sorpresa encontrarme de nuevo con un puñado de versos, de esos que nos hacen detener por un momento y sopesar el comportamiento humano. Palabras que cuestionan, que acusan, que reclaman; versos que denuncian y desnudan realidades. No falta el verso romántico, que canta al amor lejano, al inalcanzable, al añorado; al que nos motiva y nos despierta al alba. Los versos que Rafael Franco nos convida ahora, son versos frescos, de una vivencia vieja, perenne quizás, añeja como el hombre, innata a su existencia. Desde su sencillez de verdes bosques tropicales, Rafael nos brinda este tejido de palabras que se enredan como el bejuco al matapalo para ir formando la frase, la estrofa; el follaje del poema. Con él, cual lanza en hiesta arremete contra el sistema, guerrea sus batallas, batalla sus quimeras. Un poema siempre nos abre horizontes¿ a veces muy interiores, muy alma adentro. Hoy, tengo la distinción de presentar estos poemas y hacer de usted, lector(a), el depositario de una realidad humana, de una vivencia traducida a verso, que el poeta nos quiere compartir.