La característica fundamental de la red de un operador es ofrecer tiempo de comunicación (servicios de voz y datos) a los abonados garantizando al mismo tiempo un nivel requerido de calidad de servicio (QoS), por lo que los procedimientos de gestión de recursos son indispensables. El GSM y sus evoluciones son sistemas denominados celulares, es decir, funcionan en células, y el establecimiento y puesta en servicio de estas células es esencial para el funcionamiento de dichos sistemas. Optimizar la cobertura y la calidad de una red telefónica es una tarea que permite al operador ofrecer siempre una buena calidad de servicio a los abonados. Para ello se realiza un inventario de la red existente (recogida de datos o pruebas de conducción) para detectar problemas de calidad y cobertura. Los problemas detectados se analizan y se tratan para corregirlos con el fin de mejorar el rendimiento de la red. El resultado de estas distintas acciones es la satisfacción del abonado. Estos problemas pueden deberse al entorno del emplazamiento, a un mal diseño de los emplazamientos o a problemas de material (cable, antena...) o incluso de software (problema de parametrización) in situ.