Este poemario que usted leer , muy seguramente, es la reflexi n sobre la realidad de nuestra humanidad, iniciando por el balbuceo de unos versos que denotan en par bolas la eternidad anhelada por nuestra alma. Son notas que brotan de un coraz n que se hace uno, en el presuroso caminar con el Amor, desde las constelaciones que cantan por lo bello de la vida y gimen por el sinsentido que hemos hecho de ella. No es una pluma quien lo escribe, es el coraz n quien le da la textura muchas veces inenarrable de un alma que quedose silenciada ante el dolor humano que la embarga. Fueron mis primeros versos del alma. Con ellos quiero dibujar la sonrisa del esp ritu del p talo de la rosa, que se levanta muy de ma ana a brindarle un verso de inspiraci n a Facundo, Soledad, y a todos los que formamos parte de este hogar llamado tierra. Por ello encontrar , querido lector, irrefrenables cantares que denotan el olvido que tenemos de nuestra humanidad, que ha transmutado por tiempos de inverosimilitudes en espacios diferenciales de existencia.