La lucha de las instituciones por mantener buenos hábitos alimentarios, cambiando el menú escolar, haciendo campañas y orientando a los padres, tiene grandes enemigos en las cadenas de comida rápida, fabricantes de snacks y dulces. Es lo que se llama "comida basura", es decir, comida que sabe bien pero no es nutritiva ni sana. El número de niños con sobrepeso está aumentando en Brasil y no cabe duda de que se convertirá en un grave problema de salud pública. La orientación tiene que venir de casa, ya que los padres a menudo no se dan cuenta de que los malos hábitos alimentarios diarios se transmiten a sus hijos, lo que hace cada vez más difícil cambiarlos. Lo ideal es que los padres creen comidas adecuadas con mucha fruta, ensaladas, verduras y poca grasa, además de evitar guardar en casa galletas, crackers, snacks, quesos grasos, chocolates y todo lo que tenga un alto contenido en grasas y calorías (PARISI, 2004).