En el matrimonio se puede encontrar la felicidad y hay muchos ejemplos para constatarlo, pero para ello es primordial conocer cómo se puede lograr o qué contribuye a la plenitud de los cónyuges. Sin embargo, la experiencia nos señala que hoy en día se quiere imponer una mentalidad contraria a la felicidad matrimonial y por ello el número de divorcios sigue creciendo. Se ha perdido la capacidad de asombro y al no sorprenderse el mundo se vuelve indiferente ante el conocimiento de la verdad. Antes quizás había ignorancia, ahora la situación es peor, porque muchas personas no están interesadas en reconocer la importancia de las leyes naturales, y se quedan solamente con "su verdad". Si consideramos al conocimiento del matrimonio como un gran iceberg, flotando en medio de un océano inmenso, la punta representaría lo material y lo que está oculto a nuestros ojos es la parte espiritual. Y habría que sumergirse en las aguas heladas para ver esa parte oculta.