El derecho humano a vivir en un medio ambiente ecológicamente equilibrado debe ser siempre respetado, dadas las luchas y conquistas históricas que se traducen en este derecho ahora expresamente protegido en la Constitución de la República Federativa de Brasil de 1988. El respeto al medio ambiente es deber de todos y sólo puede ser alcanzado mediante el cumplimiento de las leyes ambientales y sus institutos, y los posibles retrocesos ambientales deben ser analizados a partir del sistema constitucional brasileño que impone el deber del equilibrio ecológico y la prohibición de retrocesos en la protección ambiental. Es en este sentido que no podemos perder de vista la función social y ambiental de la propiedad y el principio de la prohibición de retroceso en la protección de los derechos sociales y ambientales, so pena de estar siempre sujetos a "crisis" y voluntades individuales peligrosas para la vida.