Publicada en 1989, El general en su laberinto de Gabriel García Márquez generó toda suerte de inconformidades debido a la supuesta incongruencia entre la historia de los textos académicos y la historia real desconocida. Esta obra marcó el comienzo de las novelas fragmentadas, gracias a cuya estructura narrativa es posible insertar las voces marginadas en el relato nacional. De esta manera, los discursos de las minorías, tradicionalmente omitidos, obtienen presencia y resonancia. Narrar las relaciones amatorias del Libertador Simón Bolívar con mujeres pertenecientes a las distintas razas y clases sociales que conforman Colombia significa reconocerlas e incluirlas. Esta novela es la puerta abierta a la reescritura de una nación excluyente y clasista, proceso intelectual que algunos novelistas han continuado, de ahí, entre otras razones, la fuerte relación de la literatura colombiana con la historia.