¿Qué significa ser un buen profesor? parece una pregunta fácil de responder. Sin embargo, tendemos a omitir lo compleja que puede ser la vida de los profesores. Las presiones del Estado, de los padres, de los niños y de la opinión pública hacen que su trabajo sea, la mayoría de las veces, muy estresante y emocionalmente exigente. Este libro analiza cómo los estándares oficiales del profesorado en el Reino Unido no tienen en cuenta estas complejidades y despliegan un aparato de producción discursiva que refuerza su posición y la vende como la única posible, silenciando otras voces y enfoques sobre los mismos temas. Bajo estas circunstancias, la producción académica sobre el tema se vuelve fundamental para entender las contradicciones y las disposiciones retóricas que utiliza la posición oficial para persuadir a los actores involucrados, pero también, las narrativas de los docentes proveen, probablemente, la mejor herramienta para comprender las cargas de su práctica diaria y las formas en que manejan sus vidas.