No existe una solución eficaz a la crisis de la región africana de los Grandes Lagos, pero sí vías de resolución que deben estar libres de cualquier atisbo de maquinación o manipulación; éstas se basarían en intereses reales para estos Estados y buscarían la paz a través de la justicia. De hecho, los poderes indirectos son característicos de los países de la región. Nunca pueden ser uno de ellos. Los mecanismos de justicia nacionales e internacionales deben ponerse en marcha en serio, por el bien de la paz y la satisfacción de las víctimas de las atrocidades, que pronto serán centenarias. Hay que abogar por el respeto de las obligaciones de los Estados. Por ello, hemos optado por una toma de conciencia general, y una implicación de todas las capas sociales africanas en primer lugar, en la búsqueda de la Pax Africana. Todo pasa por preservar la humanidad y silenciar las armas para que la ley no se quede en letra muerta e inadecuada: es dejando que África la aplique como esta parte importante de la estrategia se convierte en parte de las soluciones. Es importante centrarse en la estabilidad de esta región en todos los aspectos.